Las caries y las fracturas pequeñas pueden causar problemas mucho mayores si no se tratan. En el pasado, las restauraciones de metal llamadas empastes de amalgama (o empastes de plata) servían para una necesidad, pero dejaban muchos dientes descoloridos y tensos por el efecto de cuña del metal. Hoy en día, las resinas compuestas del color del diente se mezclan con la estructura del diente y se unen químicamente al diente, proporcionando una restauración fuerte y permanente.
Los composites cumplen funciones tanto funcionales como estéticas, a menudo al mismo tiempo. Por ejemplo, una caries que invade la parte frontal de un diente a lo largo de la línea de la encía puede ser visible en la línea de la sonrisa. Al limpiar suavemente la zona blanda y descolorida y reemplazarla con un empaste del color del diente, el diente se restaura y luce mejor que nunca.
Los composites contienen una mezcla de resina líquida incrustada con partículas de vidrio finamente molidas. Después de moldearlos sobre la estructura dental preparada, una luz azul aplicada directamente al composite endurece el material de relleno en cuestión de segundos. Una vez que se le da forma y se pule hasta obtener un brillo intenso, la restauración está completa.